Cuando nos convertimos en mamás, existen demasiadas expectativas sociales sobre nosotras.
Nos levantamos del parto y debemos ser mujeres guapas, flacas, exitosas, trabajadoras, vestirnos bien, andar de tacones todo el día, tener un buen salario, ir al gimnasio una hora diaria, tener un esposo galán, muy pero muy exitoso, detallista, que nos lleve de vacaciones 3 veces al año, reunirnos con las amigas cada viernes y además atender a nuestros hijos impecablemente, llevarlos a natación y estimulación temprana desde ¡ya!
Y muchas nos hemos comprado estas exigencias del rol de la mujer maravilla, olvidando lo esencial, que es amarnos y escucharnos a nosotras mismas, estar atentas a lo que realmente queremos y necesitamos nosotras para construir nuestra propia maternidad.
Por favor no te distraigas, escúchate y déjate guiar por tu sabiduría, desde ahí toma decisiones conscientes basadas en tu intuición de madre, recuerda que no hay nadie más experto en tu cuerpo y en tu bebé que tú.
Desde la autenticidad que te habita elige lo mejor para ti y tu familia.
Para esta etapa de reconocerte como madre te deseo luz, osadía, poder y amor, sobretodo mucho amor.
Bety Doula
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